martes, 27 de abril de 2010

Don Miguel,

El veloz paso del tiempo intenta diluir los recuerdos de aquellos instantes de nuestro pasado en lo que fuerzas muy intensas actuaron sobre nuestra conciencia saturándonos genéticamente con potencias profundas y transformadoras que operan en nosotros en una transfiguración real, en la que la percepción que tenemos de nuestra individualidad se adapta a una visión más intensa, más precisa en la realidad. Nos es menos cierto que la revelación de los rasgos es una esencialidad despojada de los velos de una conciencia minorizada, actúa contra los factores entrópicos, manteniendo vigentes las radiaciones desencadenadas por los actos que abrieron las compuertas de la conciencia. Así, ahora todos los hechos que se han ido desgranando en esos encuentros con Vd. Maestro, a lo largo de estos últimos años, se mantienen con una presencia constante, traspasando un presente que se integra en las fuertes vibraciones emitidas desde un tiempo no caducado, que ya no puede incluirse en aquello que llamamos pasado, porque está pasando constantemente, cíclicamente. Pasa mientras pasó, aunque de nuevo pueda estar pasando y pasará… a pesar de que ya pasó.

Tal es la huella, Maestro, con la que cada día, aquel Don Miguel admirado, imprime sobre nuestro camino el sentido y el objetivo del mismo. De Él Mismo. Caminamos sobre la interminable pradera de los deseos, pero el soplo de nuestro Guía, abre paso entre las altas hierbas al Viento del Avatara, mostrando el surco formado por los tallos que se inclinan ante Aquel que puede ver el único fin de nuestro anhelo.

No dude, Maestro, que los frutos de su presencia germinan y maduran en nosotros con la lentitud que impone la Naturaleza en sus Leyes, pero con la seguridad y la firmeza con la que los capos cuidados y amados crecen. La labor no se pierde y la tierra agradece la azada que le priva el crecimiento de las especies no deseadas.

Hemos tenido, la inmensa suerte de compartir breves, aunque para nosotros extensos e inagotables, momentos de su vida. Todos ellos distintos, cargados de significaciones y enseñanzas valiosísimas. Esos tiempos brillantes en los que hemos bebido en el vaso de una experiencia superior, nos afianzan en todo aquello que en su presencia, Maestro, se nos revela, aunque la sed de la Totalidad actúe en nosotros con demasiada urgencia causando torpezas y atropellos motivados solo por el sentimiento de alcanzar lo más Alto… con demasiada prisa. Piense, Don Miguel, que nos tiene y nos tendrá a su lado, quizás porque siempre ya estuvimos allí.

KO
(Palabras dedicadas a Don Miguel al cumplir sus 88 años)

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